Trazabilidad de productos: ¿Qué es y cómo conseguirla?
La trazabilidad de productos es un proceso clave en la gestión de la cadena de suministro, que permite seguir el rastro de un producto en cada una de sus etapas, desde la fabricación hasta su entrega final al consumidor. Este control es fundamental para garantizar la calidad, seguridad y cumplimiento normativo en muchos sectores, como el alimentario, farmacéutico o industrial.
En este artículo, te explicaremos qué es la trazabilidad de un producto y cuáles son los pasos esenciales para implementarla de manera efectiva en tu empresa, asegurando un control total sobre los movimientos de tus productos.
¿Qué es la trazabilidad de productos?
Aunque el concepto de trazabilidad y los medios para alcanzarla pueden afectar prácticamente a cualquier producto e, incluso, a los archivos, es cierto que en el entorno agroalimentario es donde goza de más popularidad.
De hecho para encontrar una definición oficial de trazabilidad, vamos a acudir al Reglamento Europeo CE 178/2002, por el que se establecen los principios y los requisitos generales de la legislación alimentaria, se crea la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y se fijan procedimientos relativos a la seguridad alimentaria. Según éste, la trazabilidad es:
“La posibilidad de encontrar y seguir el rastro, a través de todas las etapas de producción, transformación y distribución, de un alimento, un pienso, un animal destinado a la producción de alimentos o una sustancia destinados a ser incorporados en alimentos o piensos o con probabilidad de serlo.”
Por tanto, aunque esta definición se centre en el ámbito alimentario, deja claro que la trazabilidad se basa en poder establecer un historial continuo de cualquier producto, sabiendo así dónde se ha encontrado, qué se ha hecho con él y por parte de quién.
La trazabilidad es una cualidad fundamental a la hora de garantizar la autenticidad, seguridad y/o calidad de un producto. Por ejemplo, sirve para saber qué lotes retirar en caso de que estos salgan defectuosos.
Tipos de trazabilidad de productos que existen
A la hora de conseguir la trazabilidad de un producto, hay que tener en cuenta que existen 3 tipos de estas: hacia atrás, hacia adelante e interna.
1. Trazabilidad hacia atrás
La trazabilidad hacia atrás pone el foco en la recepción del producto o de la materia prima por parte de nuestra empresa. Es decir, mira al origen, respondiendo preguntas como:
- ¿Qué producto he recibido?
- ¿Cuánta cantidad?
- ¿De dónde proviene?
- ¿Cuándo lo he recibido?
- ¿Tiene fecha de vencimiento? ¿Cuál es?
¿Por qué es necesaria la trazabilidad hacia atrás? Básicamente, para tener bajo control los productos que entran en la planta, asegurándonos que cumplen con los requisitos exigidos tanto por normativa, como por mínimos de calidad interna.
La trazabilidad interna requiere que los proveedores aporten documentación como facturas, resultados de ciertos análisis y controles, certificados de diverso tipo, etc.
2. Trazabilidad de productos interna
La trazabilidad interna centra su atención en los procesos que ocurren dentro de tus propias instalaciones. Implica los procesos relacionados con el almacenamiento, cualquier tipo de transformación (física o química), respondiendo a cuestiones como:
- ¿Cuándo se transforman los productos?
- ¿Quién lo hace?
- ¿A partir de qué materias primas se crean?
- ¿Qué producto final se consigue?
Para fijar la trazabilidad interna del producto hay que registrar y conservar todos los datos implicados en el tratamiento de éste dentro de la fábrica.
3. Trazabilidad de productos hacia adelante
La trazabilidad hacia adelante hace referencia al destino del producto que hemos fabricado. Por ello, responde a preguntas como:
- ¿Qué producto se envía?
- ¿Quién es el destinatario del producto?
- ¿De qué almacén sale?
- ¿Cuándo ha salido y cuándo lo recibe?
- ¿Por qué medio de transporte?
- ¿A qué localización se dirige?.
Estos 3 tipos de trazabilidad deben actuar conjuntamente, conformando una cadena sin ninguna interrupción, siendo esta la única forma de conseguir una trazabilidad integral del producto.
¿Cómo se realiza la trazabilidad de productos?
1. Establece una política de agrupación de productos
Lo más normal es que sean mediante lotes, aunque no es la única forma de hacerlo. Por ejemplo, también están las partidas. Cada tipo de agrupación generará un código que aparecerá en el etiquetado del producto.
En el caso de retirada de un producto, cuanto más precisos sean los criterios que definen la agrupación del producto, menos productos habrá que retirar. Por ejemplo, si el lote se define por día de fabricación, es menos preciso que si se hace por día y hora.
2. Crear una metodología de trabajo documental
Como podrás deducir, fijar la trazabilidad de un producto exige un trabajo documental extenso, ya sea en papel o digitalizado. Por tanto, la automatización es de una gran ayuda para lograrlo.
Además, este trabajo documental debe estar debidamente coordinado y estandarizado entre todos los miembros de la cadena de suministro.
Aquí suelen emplearse equipos que favorezcan el registro de datos, como lectores de códigos de barras o los que realizan identificación por radiofrecuencia (RFID).
Estos registros recopilan datos como los relacionados con:
- Entrada de materias primas y otros productos.
- Registros de todos las operaciones que se realizan en la planta.
- Registros de los productos terminados.
- Registros de los controles realizados.
- Registros de las salidas de productos.
3. Evaluar el plan de trazabilidad
Por último, hay que comprobar que todas las medidas para determinar la trazabilidad del producto funcionan correctamente. Por lo tanto, la monitorización de los procesos es fundamental, de manera que se detecten anomalías en el caso de que surjan.
¿Cómo usar la inteligencia artificial para fijar la trazabilidad de productos?
La llegada e implementación de la inteligencia artificial dentro del proceso de trazabilidad de un producto ha supuesto un punto de inflexión para el mismo. Podemos resumir sus principales funciones en esta lista:
- Recogida de información sobre las características del producto final, la materia prima o el producto semielaborado.
- Monitorización de las condiciones de fabricación: temperatura, presión, etc.
- Asignación automática de estos datos a los diferentes lotes correspondientes.
- Lectura automatizada de las etiquetas o los diferentes códigos asociados al producto.
Para ello, hay que sensorizar los puntos clave de las líneas de producción, así como colocar cámaras que permitan desplegar un sistema de visión por computador o visión artificial. De manera que obtenemos datos de todo tipo, desde numéricos, hasta visuales.
Así damos forma a operaciones más rápidas, eficientes, evitamos los errores humanos y hacemos que los trabajadores se dediquen realmente a tareas que aporten valor, y no a las repetitivas y monótonas.
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